La estabilidad es una ilusión. Cómoda y peligrosa.
El mundo no cambió “un poco”. Cambia todo el tiempo. Cada vez más rápido.
Seguir pensando el trabajo, el dinero y el futuro como si estuviéramos en otro siglo no es prudencia.
Es negación.
Somos mucho más capaces de lo que creemos en el largo plazo.
El problema es que en el corto plazo nos sobreestimamos, nos frustramos, y entonces no llegamos a verlo.
Ser protagonista no es épico.
Es incómodo.
Implica aceptar que depende de vos, aunque duela.
El valor no se declara.
Se percibe.
Lo define otro.
Tu cliente. Tu jefe. El mercado.
Aprender no es opcional.
La humildad no es un gesto moral: es una ventaja competitiva.
El que deja de aprender no se queda quieto. Retrocede.
Esto no es motivación. No es autoayuda. No es management de manual.
Es un cambio de marco.
No escribo para tranquilizar.
Si al terminar sentís incomodidad, está bien.
Si además sentís que podés hacer algo con eso, mejor.—
